Miercoles 22/04 - 7pm
Trasnocho Cultural - Las Mercedes - Baruta
Relatos de inmigrantes italianos, españoles y portugueses que retornan a sus países luego de vivir casi la vida entera en Venezuela.
Desde allá comparten el recuerdo de lo vivido en estas tierras: el viaje de juventud dejando atrás los infortunios de la guerra, los años duros de trabajo en Venezuela: un país que produce un singular encantamiento por sus paisajes y sus gentes. Finalmente se encuentran razones suficientes para el regreso, un viaje redondo que muchas veces es completado por hijos, nietos o bisnietos. Luego solo queda la nostalgia y el ferviente deseo de reinventarse al país que se ama y extraña desde distancia.
Notas del director
Durante un viaje a Isla Madeira conocí a Álvaro, un portugués de unos 80 años que al escuchar mi acento inició una descripción sobre Caracas que daba cuenta de los años vividos en esa ciudad. Con ojos vidriosos y voz entrecortada recorrió calles, plazas y avenidas, cafés, barrios y otros lugares con la exactitud que sólo da el haber vivido en esta tierra. Incluso, mostrándome orgulloso su cédula de identidad me reiteraba una y otra vez que se sentía más venezolano que portugués. Había una historia que debía ser contada.
Este es un vívido relato que encuentra coincidencias en muchos otros que llegaron a Venezuela a partir de la segunda mitad del siglo XX, aprovechando un programa especial de inmigración programada auspiciada por el gobierno venezolano. Los tiempos de guerra en Europa estaban todavía muy recientes. Es entonces cuando muchos portugueses, españoles e italianos emprenden la travesía transoceánica con la mirada puesta en Venezuela, un lugar que ya se perfilaba como el país petrolero de las oportunidades. Pero luego de casi toda una vida, se encuentran razones suficientes para tomar una decisión definitiva: retornar. Un viaje que casi coincide con el fin de la vida. Es una travesía mucho más difícil que el viaje de juventud y de brios. La primera vez se llega como un conquistador de oportunidades. En éste se llega de vuelta a la orilla casi como un náufrago a ninguna parte.
Con un presupuesto de producción limitado y un equipo de producción conformado por dos personas emprendimos el viaje en busca de los Hacedores de nostalgia. Primero fue Italia en un pequeño pueblo llamado Raiano, luego La Coruña en España y finalmente Isla Madeira en Portugal. En esos lugares tratamos de hurgar en los recuerdos que guardan del país que quedó atrás, sus progresos y fracasos, el retorno y sus causas: un viaje redondo acompañados, muchas veces, por hijos, nietos y bisnietos. Pero también pudimos descubrir de qué manera el país que quedó atrás florece por todas partes gracias a estos embajadores de la nostalgia.
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